Por Martín Ledesma
Cuando decíamos que del “matrimonio igualitario” a la
legalización de la pedofilia hay una progresión lógica se nos acusaba, junto
con otros mil epítetos, de exagerados, conspiracionistas y retrógrados, como no
podía ser de otra forma; que una cosa no tenía nada que ver con la otra ya que
las relaciones homosexuales adultas son un “consenso entre dos”, mientras que
los menores no pueden decidir. Este último argumento encierra, cuando no una
perversa complicidad con los sectores de poder que quieren imponer la
“ideología de género”, una profunda ignorancia de la argumentación principal
sobre la que se construye dicha ideología.
La ideología de género parte de un individualismo enfermizo,
donde con solo la voluntad de las partes involucradas alcanza para que algo sea
“verdad” o “normal”. Esto último, la normalidad, encierra otra de las columnas
vertebrales de dicha ideología: la negación de la existencia de la verdad o de
la esencia misma de las cosas, pasando a ser la “normalidad” aquello que las
partes involucradas acuerden.
Por eso dos personas del mismo sexo son un “matrimonio” si
ellos lo creen así, o una persona pasa a ser del sexo opuesto si
voluntariamente lo manifiesta. Es decir que no existe bien o mal, el bien y el
mal depende de cada uno, es una construcción
social, como le gusta decir al universo progre. Es el relativismo llevado a extremos de locura, propios del clásico loco
de manicomio que está convencido que es Napoleón.
Siguiendo esta línea lógica es poco confiable el argumento
de que “la pedofilia no puede ser legalizada porque faltaría la voluntad del
menor, el cual no estaría capacitado para ejercerla”. Esto último, apegándonos
al relativismo ya mencionado sobre el que se apoya esta ideología, se puede
derribar fácilmente aduciendo a que el hecho de que “el menor no puede
decidir”, es relativo y una “construcción social” de opresión a los menores,
patriarcal, y un largo etc. Luego vendrán los “estudios científicos” que
“demostrarán” que los niños pueden elegir por sí mismos, que la “inmadurez”
para tomar decisiones es un mito creado por una “dictadura de los adultos” y
miles de otras argumentaciones bien al estilo progre. Finalmente, para
convencer a la masa idiota, solo falta la constante reiteración de estos
“estudios” y consignas día y noche en los medios de comunicación y la
acusación, por parte de estos mismos medios, de “pedofóbico” a quien se oponen
a esta nueva “novedad” en cuanto a “relaciones humanas”. Así una masa de
descerebrados y/o pervertidos van a apoyar y defender la práctica como
legítima, mientras que otra masa aún más grande no estará a favor, en distinto
grado de desacuerdo, pero que no se atreverá a correr el riesgo de ser llamado “pedofóbico”,
retrógrada, nazi y demás epítetos ya preparados para la ocasión. Ya hemos “legitimado”
la pedofilia.
Si aún cree que esto es exagerado entonces no sé cómo
podríamos catalogar a las siguientes imágenes, donde desde una fundación
chilena llamada “Transitar” se fomenta el transformismo en menores de edad
aduciendo a que ellos “pueden decidir su sexo”. De poder decidir “su sexo” a
decidir poder tener relaciones a esa edad no hay, creo, ni medio paso.
(La página de facebook de esta cueva de pedófilos: https://www.facebook.com/fundaciontransitar/?fref=ts)
La ideología de género es una sucesión de aberraciones cada
vez más morbosas. En algún momento el ciudadanos honesto tendrá que sacarse las
vendas y no le quedará otra que ver lo que no quiere ver y escuchar lo que no
quiere escuchar para finalmente poder reaccionar.
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