Por José Olano
1-El Pensamiento Económico
La falacia del liberalismo y la autenticidad del nacionalismo:
El liberalismo se aprovecha de la necesidad de las personas de dirigir sus propios negocios y del miedo de las intervenciones que dañen el devenir de las empresas particulares, olvidando deliberadamente el daño provocado por ellos mismos a sus semejantes de manera inconsciente o premeditada. Los sofistas del liberalismo tratan de justificar la no intervención del Estado para que las grandes empresas extranjeras operen como el verdadero gobierno del país. Consecuentemente estas grandes empresas extranjeras dañan el devenir de las empresas particulares locales en su propio beneficio.
El nacionalismo reconoce la necesidad de las personas de dirigir sus propios negocios, pero enseña y disciplina a las empresas particulares a respetar a sus semejantes deteniendo el ingreso de empresas internacionales que obran en contra de la población local (con un grado mayor o menor de proteccionismo según sea más beneficioso).
El Nacionalismo implica inteligencia en favor de la economía nacional, sus herramientas son una clara conciencia de la situación real de la industria y los mercados internacionales, el uso de barreras para-arancelarias y arancelarias, distribuir la producción de manera estratégica, minimizar el influjo o dependencia de importaciones, eliminar elemento que permitan extorsionar al país y a las empresas locales, descubrir a los actores reales de la economía mundial, ponerlos en evidencia y cortar lazos con los Estados extorsivos remplazándolos con otro más amistosos.
2- El Pensamiento Financiero
La falacia de la deuda y la autenticidad del crédito.
Los sofistas del endeudamiento se aprovechan de la apariencia económica del dinero, haciendo suponer que la producción se relaciona directamente con la cantidad de dinero, invirtiendo el sentido lógico de la relación. De esta forma se engañan a ellos mismo creyendo que la riqueza está en el dinero olvidándose del sentido social de la producción y considerándolo una mera fuente de dinero.
La industria, contrario a la finanza, tiene valor por sí misma y por la calidad o utilidad de sus productos, consecuentemente el nacionalismo apoya el crédito en desmedro de la deuda, esto es crear dinero en la medida que la industria lo necesita como un premio a su rendimiento y producción, contrario a la deuda que es un “haber que haces para devolverme el dinero”
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